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El tiempo

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Capítulo 1

Serie: Retorno al pasado

El tiempo

El tiempo es un objeto cultural que ha ido variando a lo largo de los siglos. Y es esa consideración diversa lo que convierte algunas obras en auténticas máquinas del tiempo que nos permiten conocer el pasado y, por qué no, reconsiderar también aspectos del presente.

 

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El tiempo

Un podcast del MEV, Museo de Arte Medieval

Unos soldados vestidos con cota de malla, casco y armados con espadas, llevan a un preso a comparecer ante el rey. El monarca, de pelo largo y barba cuidada, viste una camisa ancha ceñida con un cinturón. Las ropas, el calzado y otros magníficos detalles no dejan ninguna duda. Estamos frente a una escena de mediados del s.XIV. ¿O no?

Damos unos pasos atrás y observamos el conjunto. Es un magnífico retablo hecho de alabastro y cristal que todavía conserva parte de los vivos colores que lo cubrían. El autor es Bernat Saulet y proviene de San Juan de las Abadesas. El tema está claro: las 20 escenas del retablo nos explican los episodios de la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Cristo con un nivel de detalle extraordinario. Y ésta es la magia: los detalles no representan la época del año 33. Saulet representa los hechos según la moda y las costumbres del momento en que el artista vivía, el s. XIV convirtiendo el retablo en un documento extraordinario para estudiar la indumentaria militar del momento.

”En la edad media era común una cierta insensibilidad a la precisión de las fechas”

En la edad media era común una cierta insensibilidad a la precisión de las fechas y no había ningún interés por recrear con fidelidad las representaciones de los momentos en que habían tenido lugar en el pasado. Toda descripción de la Historia se hacía desde el momento presente y es sin duda gracias a ese anacronismo sistemático que podemos conocer el pasado con detalle. La Historia no era más que un momento de la eternidad y pertenecía del todo a Dios.

Para las personas de la edad media el tiempo era lento y épico, con un carácter marcadamente sagrado. Por un lado, la religión cristiana presentaba una noción de tiempo lineal, que tenía su origen con la Creación y su fin con el Juicio Final. Por otro lado, este tiempo divino convivía con el tiempo natural y cíclico de las estaciones, vinculado al ritmo del mundo agrario y con dos referentes fundamentales: el sol y las campanas de la iglesia.

Con el crecimiento de las ciudades y conforme cambiaban las condiciones de trabajo, el concepto del tiempo también evolucionaba. El concepto del tiempo fue adquiriendo gran importancia dentro de la sociedad urbana y fue adaptándose a las nuevas condiciones de trabajo. La creciente necesidad de conocer las horas con precisión llevó a la creación del reloj mecánico y el día se dividió en 24 partes iguales. El tiempo de la Iglesia fue dejando paso al tiempo de los mercaderes. Era el inicio del mundo moderno.

"El tiempo es relativo y nuestra mirada es siempre contemporánea."

Si bien al final de la edad media se encuentra el origen de nuestro «no tengo tiempo» contemporáneo, es también un referente por la voluntad de volver a ciclos vitales más sosegados que nos permitan conciliar mejor nuestro día a día con la naturaleza.

 

El retablo de Saulet y su anacronismo, no sólo es una máquina del tiempo que nos permite conocer con todo lujo de detalles una época. Es también una forma de recordarnos que el tiempo es relativo y nuestra mirada es siempre contemporánea.

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