Joan Gascó, atribuido
1505
El nombre de Lucía, relacionado con la luz y con los ojos que la perciben, se halla en los orígenes de la popular leyenda sobre esta santa: Lucía prefirió sacarse los ojos y ofrecerlos a su insistente pretendiente antes que pecar. Por ello tradicionalmente se la invocó contra los males de la vista. Aquí la vemos sentada, cubierta por un manto rojo con ricas orlas doradas, con la corona de rosas de la virginidad y la palma del martirio; en la otra mano, el platillo con los ojos constituye su popular atributo identificativo. En el año 1505 Atanasi Oliver, canónigo limosnero de Sant Joan de les Abadesses, costeó un retablo dedicado a santa Lucía para la iglesia del monasterio. Con toda probabilidad esta fue su tabla central; en Sant Joan se conserva una predela que quizás también formó parte de él. Como años más tarde en el caso de la santa Bárbara de la Pietat de Vic, Joan Gascó se inspiró en patrones italianos para elaborar un modelo de belleza femenina muy característico, de rostro delicado y figura sólida y consistente. Sin embargo, en esta obra primeriza resulta más evidente el peso de la herencia tardogótica, como se puede notar en la orla del pesado manto o en el fondo de la tabla, profusamente gofrado y dorado, que recuerda el del retablo de Sant Joan de Fàbregues. El uso de procedimientos perspectivos sumarios también se deja ver en la geometría del escambel o, aún más, en la resolución del dosel.
Sala12 ,Planta1
9-10-11 Gótico
12-13-14 Renacimiento
15-16 Tejido e indumentaria
17 Vidrio
1505
Pintura al temple y óleo sobre madera
147 x 98 cm
Procedente de la iglesia del monasterio de Sant Joan de les Abadesses
MEV 1033